La pelea y el bochinche… no hacen falta

Al menos con todo este bororó la gente se está reuniendo, hablando, compartiendo ideas, opiniones y sentires así como en el barrio cuando charlamos los vecinos, el problema es que no todas las veces es de manera generosa y positiva o al menos con rigor. Para nada estoy de acuerdo con el bochincherío que se armó que ha llegado a inundar al chismógrafo digital por excelencia de toda clase de improperios en una horda que escuchó al caído caéle. Están claros los errores tácticos que cometieron los aventurados curadores del 15vo Salón Regional Zona Pacífico, pero ello no da para fomentar el matoneo, si bien los curadores deben asumir su responsabilidad. Nosotros por ejemplo en el vecindario nos colaboramos.

Como lo he mencionado en una entrada anterior, la reflexión crítica es también una responsabilidad ética que debe permitir un diálogo humano en aras de la construcción nuestra cultura, que de el valor de alejarse de las cuevas mezquinas y egoístas de pseudoartistas para atreverse a trabajar con otros fortaleciendo el medio artístico de la región. En lugar de colaborarse unos a otros parece que muchos están más interesados en viciar el medio, el problema es que así nadie sale de la olla. Por otro lado es pertinente considerar que la crítica no es exclusiva de críticos o expertos, sino que cada persona individualmente tiene la libertad de formarse su propio criterio, así como mis amigas del grupo de la tercera edad a las que les encanta ir a las exposiciones y luego sentarse a charlar.

Mientras el mal bochinche se extiende, otros procesos se vienen dando bien desde lo institucional o lo autogestionado que me plantean las cuestiones sobre ¿cómo logran sostenerse estos colectivos en el tiempo?, ¿cómo gestionan sus recursos? y ¿cuáles son sus principales necesidades para seguir existiendo?. Estas preguntas están tras la línea curatorial originalmente propuesta por los curadores del Salón y valdría la pena no solo visibilizar estos procesos, sino llegar a un análisis más profundo desde la investigación que de cuenta de ¿por qué Cali continúa siendo una ciudad de explosiones culturales efímeras que se difuminan fácilmente en el tiempo?, ¿qué nos lleva a repetir las misma dinámicas?, ¿qué es lo que hay tras todo esto? y ¿cómo conectarlo con nuestro pasado reciente?.

Cuando asisto a eventos como El encuentro de cineclubistas y coleccionistas pienso que estos colectivos vienen trabajando muchas veces desde la periferia gracias una gran pasión, gestionando los pocos o muchos recursos de los que disponen con el sueño de estar más cerca del público, de los barrios, de la gente, que es a donde deberían llegar las ofertas culturales. Pero también veo la gran dificultad de estar todos los días en la lucha viendo a ver si alcanza para el cilantro del almuerzo o no. Considero que allí hay una responsabilidad importante por afrontar tanto por la Secretaría de Cultura de Cali, por las demás instituciones culturales y educativas de la ciudad, así como por el resto de la comunidad artística, para apoyar a estas personas que de buena voluntad están realizando una labor titánica: contribuir desde el cine a reparar nuestro tejido social tan fragmentado y descuidado.

Estos líderes culturales armados de valor y un gran corazón llegan a lugares apartados de Cali y desde la generosidad y lo precario logran aportar a la vida de unos pocos o muchos caleños que trabajan día a día con el sudor en sus frentes para llevar el pan a sus hogares. Si la pregunta inicial era cuestionar la idea del arte como objeto, pues serían estas prácticas alternativas las que deberían estar saliendo en los titulares de noticias o en los muros de Facebook y no la peor cara que se está mostrando al resto del país, si es que aún alguien se interesa por el bochinche del periódico de ayer.

Como dice mi vecina a otra cosa mariposa, ahora a imaginar alternativas.

11220101_10153296505080845_7113754509177543456_n

Cuando no haya qué echarle a la olla haz un poco de arte

No es la primera vez que todo está en crisis. En el 2014 Cali vivió una nueva crisis en algunas instituciones culturales y artísticas en la ciudad, Bellas Artes, La Biblioteca Departamental, Incolballet… (para no hablar de un pasado más lejano como las crisis presupuestales de La Tertulia o de la Secretaría de Cultura) la situación se vio crítica tanto que se pusieron en cuestión también las labores de MinCultura y de la Bienal de Danza. El tema principal era que no había plata, que el Departamento del Valle del Cauca no había girado para pagar a los profesores, que aún con que pagaran una vez no se sabía a ciencia cierta si iba a seguir pagando y estas y otras consideraciones de temas presupuestales a lo grande que salen del bolsillo de los vallecaucanos y de los colombianos.

Pero más allá sobre qué institución fuera la responsable o la más damnificada siempre me pregunté ¿qué pasó con ‘los artistas’?, pues solo ví a algunos profesores y estudiantes saliendo a marchar esporádicamente, ¿y el resto?. Supe que algunos colectivos de la ciudad invitaron a charlas abiertas, reuniones, talleres, entre otras actividades para hablar del ‘Panorama actual del arte en Cali’, el resultado: casi nula asistencia de los artistas de la ciudad, ni siquiera los estudiantes que estaban en paro y no tenían clases. Pienso que no necesariamente el arte deba gustarle a la gente, o que siempre deba tratar sobre temas sociales o políticos de esos que nos aquejan a diario a los colombianos, pero creo que incluso a los artistas más individualistas en algún momento les llega la hora de hacer el almuerzo e ir a comprar cilantro para echarle a la sopa, entonces ¿de qué vive un artista?.

Ahora que se armó el bochinche y que llegó a oídos de la esfera pública todo el mundo se queja del 15vo Salón Regional Zona Pacífico, se echan el agua unos a otros cuando en últimas todos estamos en la misma olla, en Cali quiero decir. Cuando el año pasado se convocó para hablar de lo que pasaba con el arte en Cali pocos artistas quisieron ensuciarse las manos para preparar los otros ingredientes del plato como la política pública cultural y la educación. Parecía que el arte se había quedado allá en el museo/mausoleo ya muerto y petrificado con condiciones climáticas para no cambiar nunca más. Objetos y no procesos.

El concepto de lo participativo debería seguir estando en las dinámicas de los Salones Regionales y del Salon Nacional, pero habría que preguntarse ¿cómo quieren participar los artistas? y si quieren participar. Democrático es abrir la convocatoria para que sea pública y la gente pueda acceder a los recursos públicos que pagamos diariamente en los impuestos, pero irresponsable es desentenderse del proceso, mandar la plata desde Bogotá y que cada región asuma lo propio. Por supuesto estamos en un proceso de ensayo/error para ir aprendiendo y no creo que solo unos pocos en el país deban ser los responsables de decidir qué se muestra del arte nacional y regional, tampoco que siempre sean los mismos que se repitan una y otra vez, entonces ¿cómo hacer que los artistas, curadores, críticos y gestores locales estén más capacitados para asumir retos como este?, ¿cómo apoyar a las nuevas generaciones en esta crisis?. Ahora toca proponer posibles soluciones.

Viendo desde la distancia gracias a internet, acá mientras preparo el almuerzo, visito las páginas o blogs de otros Salones Regionales (escuela, efímero, oriente) y me impresiona ver que muestran el desarrollo de procesos de integración del arte y la cultura en espacios alternativos, que tenían un texto curatorial y de investigación claro y con sentido y sobre todo que tienen material para mostrar, cosa que desde hace apenas pocas horas ha comenzado a pasar en las luciérnagas; así que de pronto el problema no estuvo en los jurados del la convocatoria de MinCultura, sino de quienes asumieron el reto y en su forma de abordarlo. Cuando pienso que Reuniendo Luciérnagas se inspira en Caliwood, también pienso que esto ya ha cumplido 40 años, que la ciudad ha cambiado mucho desde entonces y que si bien persisten ciertas dinámicas arraigadas a la idiosincracia caleña, ya deberíamos dejar descansar en paz a Andresito Caicedo (autor que amo) para no quedarnos como angelitos empantanados revolcándonos en la oscuridad.

Sospecho también que otras actividades convocadas por este 15vo Salón Regional Zona Pacífico como las relacionadas al cine o a la radio están allí como un relleno que los curadores pusieron para justificar un agenda y así como las mismas dinámicas de MinCultura, mandar a otros artistas y colectivos a que resuelvan eso de ‘lo participativo’, porque estos proyectos ya han venido funcionando con o sin ayuda del Salón regional o de sus curadores, pero bueno quizá todo haya sido una idea de buena voluntad para visibilizar estos valiosos procesos culturales a nivel nacional, lo cual es válido.

Ahora que a nivel mundial nos venden las políticas de austeridad que ya comienzan a tocar fuertemente incluso desde lo cultural a países como México en Latinoamérica para no irnos tan lejos y hablar de Grecia, de España o de Canadá, ojalá no lleguen también a territorio colombiano que apenas si los rubros públicos por fin están tocando los tejidos apartados del centro de Bogotá. La crisis continúa…

Imaginaría si…

Imaginaria Ivan Tovar

Meses atrás Imaginaria era un restaurante cool con un espacio dedicado a propuestas de diseño interesantes hasta que algo íntimo ocurrió al interior de este comercio y se fueron los diseños dejando paso a una nueva galería de arte. Un muy buen amigo mío me invitó a cenar y de paso hacer un alto en mis entretenciones culinarias hogareñas, así que accedí a volver a conocer el lugar. La propuesta culinaria estuvo fatal, creo que las berejenas  al escabeche que tengo en la alacena están de mejor sabor, la atención eso sí impecable. Al final de la cena quise visitar la galería en la que encontré un árbol despedazado como el que acaban de cortar frente a mi casa. Ramas, hojas y troncos estaban en las esquinas y atravezados en la sala. Esos vestigios me remitieron a mi cultura pop de ama de casa y no pude evitar pensar en True Detective y las pseudoesculturas del psicópata de la serie 1. Al final de cuentas creo que el arte de la serie me ha resultado más interesante que estos vestigios presentados por el artista y su curadora, además considerando que justamente este año se cumple un siglo del primer objeto encontrado realizado por Duchamp, esta propuesta me resulta anacrónica. Destacable pero incomprensible el mapa conceptual que hace las veces de texto sobre la exposición.

Sobre el 15 Salón Regional Zona Pacífico: Reuniendo Luciérnagas

Reuniéndo Luciérnagas
dicen que en tumaco solo quedan de estas palmas

Hace casi un año que los curadores del 15vo Salón Regional Zona Pacífico – Salón que dará cuenta de lo que pasa en temas de arte a nivel nacional en el próximo Salón Nacional de Artistas en Colombia – vienen cazando pequeños focos de luz en una oscuridad profunda, en parte porque no se sabe mucho de lo que pasa con el arte en la oscuridad del pacífico colombiano y en parte porque al parecer los curadores andando a tientas en esa oscuridad no contaron con mucha experiencia ni recursos suficientes pese a haber ganado un estímulo del Ministerio de Cultura y de contar con aliados institucionales y patrocinadores para financiar el evento.

Este año en el que se supone se realizó la investigación que revelaría lo que pasa en el suroccidente colombiano o resultó insuficiente en tiempo o los curadores no lo lograron gestionar adecuadamente, pero cualquiera que hayan sido sus razones, visitar las actuales exhibiciones Las cosas en sí, un sistema frágil, Taumatropía metodología del engaño y Phatosformel, elementos para una pintura que inauguraron el pasado 3 de julio el Salón en La Tertulia, solo dan cuenta de inmediatez, desorganización y falta de profundidad al abordar el tema del arte de esta particular perspectiva: Cali y el Pacífico.

Cuando pienso que es el Salón Regional Zona Pacífico me inquieta saber que, como todas las dinámicas de la cultura de nuestro mundo contemporáneo occidental, estas luciérnagas se han quedado navegando en el mismo centro periférico: Cali hacia el sur pero reuniéndo un poco de lo mismo alejado del contexto y completamente incomunicado con el público. No se sabe muy bien con esta muestra qué sucede en otras latitudes como Chocó, Cauca o Nariño y ni siquiera para ir tan lejos, pues allí no más está el veranieadero por excelencia de los caleños, Buenaventura y sus mil y una desgracias o bueno, un museo que se mueve a veces mucho más que La Tertulia en temas de vinculación de nuevos públicos como es el Museo Rayo en Roldanillo, seguro que yo hasta me ahorraba los $200 de cilantro para ir hasta allá armando tremendo paseo vallecaucano.

dicen que de allí sacaron la caleta de alias chupeta
y que como el territorio era rico llegó la fuerza pública a impartir orden y democráticamente darle a cada quien lo suyo

Reuniéndo Luciérnagas es como un gran boticario pero vacío como imagino habrán quedado los antiguos estantes del Museo de Historia Natural cuando lo trasladaron a la Biblioteca Departamental, una incipiente colección de cosas encontradas almacenadas en grandes armatostes y sin ninguna relación con el espacio – por no mencionar que el primer objet trouvé fué realizado por Duchamp hace 100 años-. Como toda instalación de museo eso sí las paredes muy pulcras y todo meticulosamente dispuesto en una geometría equilibrada, un pedacito de papel pegado perfectamenten en una esquina, esa piedrita con una maravillosa iluminación que la hace ver como salida de otro universo, escupitajos de tierra en las paredes, polvo y mugre clasificado, así como cuando una se pone a limpiar y organizar la casa, pero también para legitimar un poco toda esa montaña de objetos encontrados, una pieza solitaria de un artista fallecido a quien no se consultó su consentimiento.

rueda que rueda la rueda
rueda que rueda la rueda

Los curadores: un artista caleño y un artista italiano reunidos a descifrar la maraña de ideas que otros artistas en su mayoría caleños enviaron para hacer parte de esta comitiva. Soy admiradora de la obra de ambos artistas e incluso he estado ahorrando un poco de dinero de lo que tengo diario para el almuerzo para así poder invertir en el arte de estos dos creadores. Pero como curadores me parece que se fueron más por la belleza del objeto que por la profundidad del contenido, cosa muy distinta a lo que pasa con sus obras como artistas. También considero que esta colección de objetos, que toma la forma de 3 curadurías pero que en realidad son la misma, ni siquiera llega a cuestionar las dinámicas del arte contemporáneo, por ejemplo la tensión entre la estética clásica europea y la estética latina sino que cómoda y condescendientemente se adapta a las demandas del arte comercial, todo muy bonito por fuera pero vacío por dentro como las porcelanas del centro.

me gusta ir a la tertu en diciembre porque es puro caliají
ola mundo 🙂 ola ke ase?

Particularmente Taumatropía metodología del engaño utiliza un recurso que ya había estado presente en la curaduría anterior del Museo y es una sala subterránea pintada completamente de negro somo si fuera una cueva. Allí caminando a tientas había que descubrir pequeños objetos que habían perdido todo impacto y que quizá la decoración de la sala ayudaba en esta pérdida, pues algunos de esos proyectos que habían sido exhibidos en otros espacios anteriormente, al estar allí perdían toda fuerza. Por otro lado resultaba evidente que la sala completamente negra pertenecía a otro tema y que allí era producto del azar, improvise como se dice: tomar lo que ya estaba e intentar montar algo para la inauguración. Por lo demás, las piezas seleccionadas para esta muestra estaban desconectadas las unas de las otras y al final todo resultaba como un trabajo inexperto. De las tres las que más me llamó la atenció fue Phatosformel, elementos para una pintura porque me hizo recordar mis tiempos de pobreza mercando en las calles de grandes capitales, es decir reciclando objetos, sillas y electrodomésticos, por lo que mi casa siempre estuvo llena de arte como lo estaba esa sala de exhibición.

lectorx por favor piense en la señora Doris
o en el gringo don josé y ‘la silleidad de la silla’

Me gustó mucho encontrarme con nuevas generaciones, ver que por fín hay artístas jóvenes caleños exponiendo en La Tertulia, cosa que otrora hace 20 años cuando yo era más jóven era casi imposible. Espero que estas nuevas generaciones no se dejen seducir por la belleza del cubo blanco y la gran catapulta de haber pisado La Tertulia y ojalá abran un poco más su perspectiva para que no terminen siendo sancocho de la misma olla, sino que nos inviten a visionar nuevos mundos o puntos de fuga desde los cuales comprender nuestra realidad. Por lo demás me hubiera gustado que este Salón Regional también me hubiese permitido descubrir artistas de otras latitudes y que incluso esos artistas de aquí o de allá movilizaran sus obras para que llegaran a esa población colombiana tan apartada del oeste de Cali, parece que vienen más actividades así que estaré atenta para ver como se resuelve todo.

Paralela a esta apertura del Salón Regional en Casa Fractal estaba la Exposición […] en la que en términos más sencillos se encontraban otros 6 artistas jóvenes, algunos que incluso estaban también en La Tertulia. Allí tal vez por aires más frescos y un poco menos pretenciosos, así como por el halo hogareño y la arquitectura vieja de San Antonio encontré las únicas dos obras que me llamaron la atención esa noche, algunas canciones de infancia y literatura para el olvido y me sentí como en casa.

(Vea imágenes de las exposiciones aquí)